Óscar me encanta.
Podemos hablar horas y horas de cualquier cantidad de cosas.
Nos conocemos desde hace muchísimo años y siempre platicamos sin cansarnos. Es como mi parte femenina: criticón, fijado, bien víbora.
Si estamos en algún lugar siempre voltea a ver a la gente y nunca falta el comentario mordaz pero muy divertido.
Generalmente nos mandamos mensajes pero nunca duda en llamarme cuando hay tráfico. Odia, al igual que yo, un sinfin de cosas de esta ciudad, entre ellas a los nacos y al tráfico (luego les daré mi concepción de naco).
Así que platicamos mucho tiempo siempre que se encuentra en medio del tráfico. Eso hace más llevadero el translado de un sitio a otro.
Así, aprovechamos el tiempo en lugar de ir mentando madres y tocando el claxón.
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