Desde noviembre del año pasado he estado trabajando en un proyecto para refrescar el organigrama del área de internet de donde trabajo. También empezamos a realizar negociaciones para incluirle radio y televisión. Ya saben... esos proyectos de realizar organigrama, perfil de puestos, funciones, negociaciones, flujos de trabajo, etcétera.
Juntas con el equipo existente. Ah ese es un punto importantísimo. Ya existe un encargado, sin embargo, en el nuevo organigrama él no queda como director de área. Al contrario, estaba contemplado para encargarse solamente de la parte de radio y televisión mientras que su servidora lo haría de todos los demás contenidos.
Con este ir y venir de la compra del periódico el proyecto de internet se detuvo.
Los nuevos dueños están retomando parte por parte, como deben imaginarse.
La semana pasada tuvimos una junta con el nuevo dueño y sus asesores. Un compañero muy querido y yo estábamos preparando el lugar de la presentación de radio y televisión cuando llega (mmm ¿cómo le pondremos al encargado del área de internet del periódico que es un ser despreciable? Pues así, el despreciable porque está carente de aprecio) el despreciable con su computadora.
No daré muchos detalles, ya muchos los conocen. En pocas palabras, el tipo se dedicó a desprestigiar nuestro proyecto, a criticarlo, a mostrarlo poco factible y, el colmo, poco rentable.
Sin embargo, no pudo convencer a los asesores ni al dueño que finalmente dieron luz verde porque, de verdad, es un proyecto completito, redondito.
Saliendo de la junta, no podía creerlo... quería depilarle los huevos con pincitas para darle una lección al grandísimo despreciable porque yo lo invité a este proyecto cuando mi jefe me dijo que no confiara en él. Yo le dije que le diéramos una oportunidad más... en fin.
Claro, en la tarde, mi jefe me dijo lo anterior y muchísimos adjetivos calificativos más.
Me costó mucho trabajo saborear el triunfo porque no he aprendido a diferenciar el compañerismo con el egoísmo.
Eso no fue todo. Al día siguiente, mi jefe me llamó y me pidió que fuera con otro de los editores del periódico a preguntarle cómo le había ido en su presentación con el despreciable.
¡Oh sorpresa! El despreciable también se encargó de querer boicotear a este editor desapareciéndole su presentación. Por suerte, el editor traía un respaldo en usb y la libró. Sin embargo, ahí quedó el hecho ojete (sorry pero esta es la palabra idónea) porque cuando ya había terminado la presentación el despreciable tuvo el cinismo de enviarle por mail su presentación con el siguiente mensaje: Mi querido XXX aquí te mando tu presentación por si la necesitas"
¡CUÁNTA VERGUENZA! ¿Cómo que si la necesitas, imbécil? ¡Si cuando la necesité me dijiste que se había borrado de la computadora!
Yo entiendo que el despreciable no me quiera porque vine a hacer lo que a él le habían pedido desde hace mucho y nunca hizo, porque yo dividiría el trabajo ocupándome de la mitad de sus responsabilidades y dejándolo solamente con una parte de su feudo pero ¿cuál es su problema con el otro editor?
Bueno, regresé con mi jefe para decirle... sí, ya me doy cuenta del tamaño de despreciable que es este pobre tipo y me responde. "Eso no es todo"
Pues resulta que el despreciable también hizo una presentación al dueño y los socios... una presentación MUY PARECIDA AL TRABAJO QUE MI COMPAÑERO Y YO HABÍAMOS HECHO DESDE NOVIEMBRE. El muy infeliz se pirateó nuestro trabajo y lo presentó como propio.
¡Grandísimo hijo de la noche buena!
Nomás no le depilo los huevos con pincitas porque me da un asco inmenso mirar cualquier parte de tu cuerpo.
Una amiga me dijo: TÚ SIEMPRE VAS DE MADRE POR LA VIDA, TRATANDO DE CUIDAR A TODOS.
Ya has tenido varios golpes como este y no entiendes. Sin embargo, a diferencia de los anteriores, en este la pérdida fue mucho más grande. A ver si ahora sí ya entiendes.
Oh qué sabia eres, Marisole.
Mujer:
ResponderEliminarInterpreta mi silencio e imagina que en vez de escribir Mujer, puse tu nombre... ash, si que estoy enojada...