Mientras muchos trabajadores mexicanos están a la espera de su aguinaldo (que, por cierto, es una prestación que se brinda única y exclusivamente en México), otros tantos están topándose, a estas alturas del año, con el desempleo.
Hace unos días un par de medios editoriales de este país realizó un recorte de personal. Otro de los muchos que lleva en el año para ser más exactos. Esa es una clara muestra de que la situación no es, ni de lejos, alentadora para lo que resta del año ni para el próximo.
En muchos casos que hoy por la mañana analizaba con un muy buen amigo, el profesionalismo y la calidad del trabajo ya no son temas a considerar. Todo lo contrario. Hoy el factor decisivo es qué tan caro me resulta tenerte en la empresa o cómo me caes.
Así se lo dijeron a otro buen amigo mío que es editor de una revista. "Este es el momento para que me digas de quién te quieres deshacer. Es tu oportunidad de correr al que más gordo te caiga".
Mi amigo dijo: "pues no, no hay nadie. Al contrario, hemos consolidado un buen equipo y..."
"¡Ah! Haciéndote el buen líder, ¿no?" Lo interrumpió el directivo. "Pues sino tienes un nombre, en una de esas tú eres el que se larga".
Por fortuna su igual en el área de diseño sí tenía a una persona que le caía mal y mi amigo se salvó de la guillotina. Sin embargo, la historia es triste porque ya no importa si la persona es profesional, si hace bien su trabajo, si es cumplida o si le ahorró algo a la empresa haciendo más eficiente un proceso.
Mi buen amigo me decía en la mañana que esta crisis está sacando lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros y es verdad. A él le pasó la semana pasada. Su ahora ex jefe le gritoneó y lo quiso humillar por un asunto estúpido: mi amigo le decía que no podía ir a dos entrevistas a la misma hora y en distintos lugares, así que había que reagendar una de ellas. Ahí empezó el enojo del ex jefe y, claro, mi amigo --que es un hombre íntegro y con dignidad-- le dijo, pues si este va a ser el trato de ahora en adelante porque estás estresado y porque tienes que cerrar dos ediciones en diciembre, pues vé buscando a alguien más porque yo me voy a finales de este mes.
Y sí, dicho y hecho. Renunció el pasado viernes, así que hoy charlamos largo y tendido durante toda la mañana.
Pero yo me pregunto. ¿Y si mi amigo tuviera una deuda, hijos, un coche por pagar... tendría que aguantar las humillaciones de su ex jefe como lo han hecho otros compañeros del equipo por esas razones? ¡Qué lamentable!
Él es de la idea de tener dos pesos y comer frijoles a aguantar a un tipo que no pierde oportunidad de sobajar a sus empleados. Yo estoy completamente de acuerdo.
Pero con hijos y deudas, lamentablemente no siempre es posible...
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