A veces no tenemos opciones. Simplemente tomamos la mano de alguien mayor y nos dejamos conducir.
Mi mamá es la más grande de sus hermanas. Tiene, sino mal recuerdo unas 6 hermanas.
No las conoció mucho tiempo y la razón es:
Mi abuela materna era una india que se casó con un español. El español prefería vivir en lugares raros, alejados de la civilización, así que luego de que mi mamá nació en Piedras Negras, Coahuila, de donde era mi abuela, mi abuelo decidió irse al sur donde regalaban tierras para que la gente fuera a poblarlas.
Así que ellos fueron a vivir muy cerca de la laguna de Bacalar, era la última casa, prácticametne en la selva.
mi mamá creció entre los árboles. Sus juegos eran hacer resorteras y subirse a los árboles para aventarle piedras a las serpientes que "inmotizaban" a los pajaritos para luego comérselos.
mi abuelo iba de cacería y mi mamá lo acompañaba a veces porque era la primera hija, luego vinieron muchas pero todas hijas. No hubo hombres.
mi mamá vió cómo desollaban animales y ayudaba a hacerlo porque luego los salaban y los ponían a secar. Por las noches los colgaban bien alto para que los animales que pudieran entrar no se los comieran.
Mi mamá vió cómo salieron a cazar a los animales que por las noches venían a cazar a las gallinas... mi mamá decía que quedaban los puros cuerpos tirados, sin cabeza... porque lo único que e comían eran las cabezas. Cuenta que todos los perros que se acercaban a la lagua a beber agua desaparecían... y cuando eso sucedía es que habia un animal gande en la laguna. y así fue. Todo el pueblo se reunió para amarrar con un buen alambre de hierro un gran trozo de carne a un madero muy grande. Todos los hombres se amarraron a un extremo del madero mientras sumergían al agua el otro extremo. De repente algo agarró la carne y empezó a jalar... fue entonces cuando los hombres amarrados empezaron a jalar al animal hacia tierra... mi mamá vio cuando salió un cocodrilo y también vió cuando uno de los hombres del pueblo de dio un balazo en la cabeza.
Los hombres que habían intervenido se repartieron el animal. Mi abuelo se quedó con la piel porque la sabía curtir.
mi mamá recuerda que un día a mi abuelo le picó una mosca en la pierna. De ahí se hizo una gran bola que luego le impidió caminar y lo tiró en la cama durante días con una temperatura terrible. También mi mamá vió cómo un médico negro, venido de Santa Elena Inglesa le abría la pierna para extraerle la pus. No curaba y entonces mi mamá ayudó a mi abuela a curarle la herida. A mi abuela se le ocurrió volver a abrirle la herida y de repente mi mamá vió cómo se descubrió un seno, empezó a apretárselo procurando que la leche materna corriara justo en la herida... lo pero es que mi mamá también vió cómo luego de un par de días de repetir la misma acción le salió a mi abuelo un gusano de la pierna, huyendo de la ahogada en leche.
A mi mamá le picó un mosco y le dio malaria. Estuvo en cama con fiebre durante muchos días... pero su mayor temor no era la muerte sino el médico negro que venía a inyectarle quinina.
La vida transcurría así, entre los animales y las enfermedades. Entre los barcos alemanes y holandeses que llegaban con productos y entre los viajes a Santa Elena Inglesa donde la vida era más "bonita". Mi abuela convenció a mi abuelo de irse a vivir allá y lo hicieron; sin embargo, no tengo los detalles de por qué o cómo es que regresaron.
Un buen dia mi abuela reunió a sus hijas... no recuerdo si eran 5 o 6. Seguramente no pasan de los 12 años, mi mamá era la mayor.
Ya hacía años que mi abuela soportaba el mal trato de mi abuelo. Antonia se llamaba ella y Antonio él. La última de sus hijas, rumoraban algunos, no era hija de Antonio... y aunque mi madre jura que eso es imposible, lo que sí era real era el maltrato físico y psicológico que ejercía.
Así que mi abuela tomó la decisión de dejarlo y la reunión era para preguntarle a sus hijas quién se iba a ir con ella... DIOS DE MI VIDA... no solamente la decisión de la mujer de dejar al marido sino de preguntarle a unas niñas cuál será el destino que tomarán para el resto de su vida.
Como era de esperarse todas sintieron temor ante la huída y dijeron que no... mi abuela no lo pensó y a la mañana siguiente agarró una poca de ropa, tomó la mano de mamá y se salió de la que había sido su casa durante muchos años para no volver. Dejó atrás a tu marido y a sus otras cinco hijas a las que nunca volvió a ver y de las que nunca jamás supo.
Mi madre regresó muchos años después a Bacalar pero ya todo era distinto... no encontró rastros ni nada familiar ni a nadie que pudiera darle una razón de sus hermanas.
Mi madre, años después, también repitió la historia... por un motivo distinto pero lo hizo. Sin mirar atrás, sin derramar una lágrima y sin temor a la vida.
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