Este ha sido el año del reencuentro.
A principios de año deseaba tener un amigo por correspondencia... y apareció un amigo de cuando tenía cuatro años.
Luego mi mejor amigo de la secundaria y, finalmente, una persona sumamente importante en mi época de estudiante universitaria.
Estaba ahí, en la memoria y en alguna que otra charla con mi amigo Alejandro, pero nada más.
A veces no somos concientes de los sentimientos que provocamos en el otro, de los pensamientos que dejamos en el otro y de los recuerdos que dejamos en el otro. Este fue el caso. Éramos buenos amigos. Platicábamos de todo un poco y compartíamos un poco de la vida. Esperábamos que las horas transcurrieran hasta que dieran las 3 de la tarde, la hora en que él se iba con Alex y yo con Blanca.
Alejandro y Blanca eran novios y Paco y yo nos dedicábamos a platicar mientras Alex y Blanca paseaban por la universidad, se besaban y abrazaban... luego, así, sin más ni más, Paco y yo los empezamos a imitar. No hubo preguntas, no hubo comentarios, no hubo explicaciones, no hubo malos entendidos, ni celos ni mucho menos discordia. Simplemente platicábamos y nos besábamos de 1 a 3 para "matar el tiempo".
Cuando la generación de Alex y Paco se graduó no lo volví a ver.No hubo llamadas, ni explicaciones, tampoco comentarios ni malos entendidos.
Tampoco lo vi en la boda de Alex porque yo fui a la iglesia pero no a la fiesta. Y él fue a la fiesta pero no a la iglesia.
Hace un par de semanas, si me memoria no me falla, recibí un mail preguntándome si de casualidad habíamos estudiado en la misma universidad.
Insisto, me reconozco a través del otro y me agrada. Me agrada descubrir que tenemos mucho en común. Que desde entonces teníamos un sinfin de coincidencias y que tenemos un sinfin de temas para seguir platicando.
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