A principos de la semana cené con dos de mis más entrañables amigas.
Una platicaba de los cambios que se están dando en el corporativo en el que trabaja y la otra le dijo tajante: en el corporativo no hay amigos.
Ella no lo aprendió ni en el curso de liderazgo y management que ese mismo corporativo le brindó a los gerentes.
Su mejor amigo y jefe directo sí aprendió la lección y no tuvo ningún problema en despedirla peor que criada. Yo fui testigo de cuando ejerció su poder y le dijo: a las 10 de la mañana ya no te quiero aquí... eran las 9.00 cuando empezó a escombrar su lugar.
La frase me hizo mucho ruido en la cena pero no dije nada.
¿Realmente uno no tiene amigos en el corporativo?
Yo tuve la suerte de encontrar justo ahí a dos de mis mejores amigas y de conocer a un jefe maquiavélico y terriblemente encantador al que considero mi amigo.
Me queda claro que en la situación en la que hoy estoy es distinta. Este no es un corporativo sino más bien una empresa "tipo familiar", así que quiero creer que las cosas son más personales.
Pero también estoy conciente de que si la lista de posibles despidos se empieza a armar nadie tendrá amigos, sino intereses.
La ley del más fuerte.
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