El otro día platicaba con una querida amiga sobre las compras y fusiones.
Me decía que una excelente práctica de las empresa (de esas que tienen hasta manual de las mejores prácticas) es realizar este movimiento de manera transparente, o lo más transparentemente posible con los empleados.
Y me contaba que cuando AXA compró a ING todos en la compañía estaban preparados para ver la firma de adquisición en las pantallas de las oficinas.
Luego de la firma (de la que todos fueron testigos) tuvieron 10 minutos para ponerle calcomanías en azul y blanco a todas las carpetas que anteriormente decían ING. En un abrir y cerrar de ojos todo lo que era naranja cambió al celeste.
En un solo día todos sabían que formaban parte de una compañía distinta que no tardó en hacerles ver cuáles eran las nuevas políticas y, claro, prácticamente todos conservaron su empleo.
Esa es una excelente práctica empresarial que no deja lugar a dudas a nadie ni crea especulaciones, ni tampoco incertidumbre.
Salve sea AXA
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