martes, 28 de diciembre de 2010

Cuando escucho

Escucho para ser parte del otro, escucho sin reaccionar, escucho para aprender de ti. Escucho para conocer de ti. Escucho también con el fin de conocerme a mí.
Escucho en una forma no juiciosa o crítica y repito lo que escuché sin poner ideas, juicios o sugerencias. Las personas deben sentirse genuinamente escuchadas. Hay que escuchar a los sentimientos que están detrás de las palabras, sin que mis sentimientos interfieran.

Cuando escuche
pondré atención a lo que se me está comunicando
daré las gracias de que alguien quiere comunicarse conmigo
respetaré lo que dice la persona para no tener una conversación de acuerdo con mi interpretación
nombraré un sentimiento (que la persona esté sintiendo de lo que me está expresando para saber cuàl es su estado emocional)
sino lo pide, no daré sugerencias ni consejos ni expresaré prejuicios; el siemple hecho de escuchar sana a la persona (no importa que no esté de acuerdo, no se trata de mí)

Tengo mucho qué aprender del escuchar sin juzgar y, sobre todo, de juzgarme a mí, sólo escuchar. Valido que la gente se quiera abrir conmigo. Nombro un sentimiento para sostener al otro, no solo con sus palabras sino también con sus emociones. Aprecio que las personas quieran compartir conmigo.

Sino logro que las personas se puedan sentir escuchadas por mí es por mi ego, porque interpreto a mi manera, mis ideas se meten en el camino dándole validez a mi manera de ver las cosas. Verónica, debes dejarte salir de ti, vaciar tu ser para contener al otro y que realmente se pueda comunicar.

¿Podré sólo escuchar? Trataré de hacerlo estos días... sólo hoy

No hay comentarios:

Publicar un comentario