Sin lugar a dudas una relación de pareja no es nada sencilla.
A pesar de que hoy estoy enamorada, profundamente enamorada de mi mejor amigo de la secundaria, lo que es un hecho es que nos estamos conociendo como pareja, como compañeros, como cómplices para siempre. Sí, he dicho para siempre.
No es tarea fácil pero quiero hacerlo y él también. Hay traspiés en el camino pero los sorteamos, los arreglamos y, de verdad, agradezco profundamente que seas tú, Mario, quien esté a mi lado. Adoro tu paciencia, tu coherencia, tu complejidad para hablar y tus sonrisas.
Venga, a conocernos que mucha falta no hace y mucho bien también.
sábado, 6 de agosto de 2011
viernes, 22 de abril de 2011
Irracional e irresponsable
Contrario a lo que he hecho durante mucho tiempo, ahora no quiero pensar y solamente quiero sentir.
Y es que pensándolo hasta podría encontrarlo irracional e irresponsable.
Este amor que siento es eso: completamente irracional. No tiene lógica, no tiene sentido, es demasiado, se me desborda y me inunca por dentro y por fuera. Y no pienso en el peligro, en las consecuencias, en el control y la seguridad... al contrario, solamente siento y siento y sigo sintiendo y tengo vuelcos en el estómago cuando él dice algo.
Recuerdo cuando tenía 18 años que una de mis amigas estaba enamorada de su novio y quería casarse con él. Ella es tres años mayor que yo y su novio otros tantos, así que no era una niña.
Lo veía un tanto como escape de una vida de carencias que ya no quería seguir pasando. Amaba a sus padres y a su hermana pero quería iniciar una vida distinta, viajar, tener una relación en pareja, llegar a su casa y acomodar flores en un jarrón.
Yo tenía una historia de vida diferente y no la entendía. Para mí casarse era atarse a alguien y yo pensaba en conocer a la gente, viajar, disfrutar de la soledad, de mis espacios, de mis objetivos, de mi tiempo, de mi control en donde nadie lo alterara.
Ella me decía que podía viajar con él, que no le interesaba el compartir las cosas con él, todo lo contrario. Que para qué tener independencia si lo que quería era un compañero en su vida... y yo pensaba que estaba buscando un segundo papá, uno que sí fuera como ella lo había soñado.
No sé en qué acabó su historia. Sé que se casó porque a él lo sigo viendo pero me da miedo preguntarle por ella. A él lo veo bien, sonríe y es muy afable siempre. De ella no sé...
Curiosamente, la vez anterior que Mario estuvo en mi casa quise darle la foto de la graduación de tercero de secundaria para que nos viéramos hace 25 años. No me había dado cuenta que detrás venía otra fotografía: la de mi amiga y yo en una alberca, justo en un viaje que hicimos ella, su novio (con el que después se casó) y yo.
No pude evitar recordar como ella lo tenía bien claro, como ella trabajó para empezar una vida a lado de su esposo. Evidentemente, no pude pensar en empezar una vida a mis 40 años.
Dejarlo todo?
Empezar desde cero?
Pues lo he pensado, lo he planeado y lo tengo decidido.
Sí vale la pena y, por primera vez en mi vida, no tengo miedo. No temo que no funcione, no pienso en que dejaré todo por alguien que en algún momento me traicionará, me dejará de amar, me dará la espalda... todo lo contrario. Estoy segura de lo que siento y me basta y sobra. Sin embargo, por si fuera poco, también confío plenamente en lo que él siente y quiere.
Sí vale la pena y lo quiero
Y solo por hoy quiero ser irracional
por un momento quiero olvidar todo y a todos
por un instnte quiero ser irracional e iresponsable
Anulo todo aquello que me impide seguir así, contemplando este amor
Y es que pensándolo hasta podría encontrarlo irracional e irresponsable.
Este amor que siento es eso: completamente irracional. No tiene lógica, no tiene sentido, es demasiado, se me desborda y me inunca por dentro y por fuera. Y no pienso en el peligro, en las consecuencias, en el control y la seguridad... al contrario, solamente siento y siento y sigo sintiendo y tengo vuelcos en el estómago cuando él dice algo.
Recuerdo cuando tenía 18 años que una de mis amigas estaba enamorada de su novio y quería casarse con él. Ella es tres años mayor que yo y su novio otros tantos, así que no era una niña.
Lo veía un tanto como escape de una vida de carencias que ya no quería seguir pasando. Amaba a sus padres y a su hermana pero quería iniciar una vida distinta, viajar, tener una relación en pareja, llegar a su casa y acomodar flores en un jarrón.
Yo tenía una historia de vida diferente y no la entendía. Para mí casarse era atarse a alguien y yo pensaba en conocer a la gente, viajar, disfrutar de la soledad, de mis espacios, de mis objetivos, de mi tiempo, de mi control en donde nadie lo alterara.
Ella me decía que podía viajar con él, que no le interesaba el compartir las cosas con él, todo lo contrario. Que para qué tener independencia si lo que quería era un compañero en su vida... y yo pensaba que estaba buscando un segundo papá, uno que sí fuera como ella lo había soñado.
No sé en qué acabó su historia. Sé que se casó porque a él lo sigo viendo pero me da miedo preguntarle por ella. A él lo veo bien, sonríe y es muy afable siempre. De ella no sé...
Curiosamente, la vez anterior que Mario estuvo en mi casa quise darle la foto de la graduación de tercero de secundaria para que nos viéramos hace 25 años. No me había dado cuenta que detrás venía otra fotografía: la de mi amiga y yo en una alberca, justo en un viaje que hicimos ella, su novio (con el que después se casó) y yo.
No pude evitar recordar como ella lo tenía bien claro, como ella trabajó para empezar una vida a lado de su esposo. Evidentemente, no pude pensar en empezar una vida a mis 40 años.
Dejarlo todo?
Empezar desde cero?
Pues lo he pensado, lo he planeado y lo tengo decidido.
Sí vale la pena y, por primera vez en mi vida, no tengo miedo. No temo que no funcione, no pienso en que dejaré todo por alguien que en algún momento me traicionará, me dejará de amar, me dará la espalda... todo lo contrario. Estoy segura de lo que siento y me basta y sobra. Sin embargo, por si fuera poco, también confío plenamente en lo que él siente y quiere.
Sí vale la pena y lo quiero
Y solo por hoy quiero ser irracional
por un momento quiero olvidar todo y a todos
por un instnte quiero ser irracional e iresponsable
Anulo todo aquello que me impide seguir así, contemplando este amor
martes, 19 de abril de 2011
Todo cambia
Tengo casi 40 años
Pensaba que vivía en una constante, sin sobresaltos, sin grandes sopresas. Era cómodo y, sobre todo, llevadero. Vaya, no había nada malo y todo funcionaba bien.
No imaginé que vendría un torbellino que arrancaría todo de su lugar...
La historia la saben muchos y no tiene gran sentido contarla a detalle... aunque habrá a quienes le sorprenda. A mí también me tiene sorprendida.
No hace muchos meses reapareció en mi vida mi mejor amigo de la secundaria. Y desde la primera llamada todo fue como antes, a diferencia que vive en Mexicali, por lo que los mails se volvieron el medio de comunicación idóneo para nosotros, aunque de vez en vez me marcaba y, sinceramente, era un placer escucharlo.
Los correos dejaron de llegar a menudo para convertirse en diarios. No sé cuándo ni por qué razón empezamos a emplear el te quiero y te extraño... él dice que un día todo fue muy obvio, mientras hablábamos por teléfono. Y creo que fui yo quien marcó para platicar. La charla duró horas y terminó en un te quiero que a los dos nos dio un vuelco en el estómago.
Me costó mucho trabajo darme cuenta de que estaba sintiendo algo y que era muy fuerte... que el hecho de no recibir un correo de él o escuchar su voz me producía una sensación extraña en el estómago. No tengo detalles de cuándo empezamos a utilizar el "mi amor" ni tampoco me importa.
Luego de mandarme chocolates (nada tonto, claro está!) vino a verme en febrero. Esa era la primera prueba de si se trataba de una mera sensación invernal o qué demonios era! Y lo peor es que al tenerlo frente a mí no pude soltar su mano, al primer beso me dio un vuelco en el estómago y desde entonces compruebo día a día que ya no puedo vivir sin él.
Lo amo profundamente. Me hace sentir como una adolescente que sonríe simplemente de recordar que existe. En su primera visita comprobé durante días y días que no estaba equivocada, que ese vuelco lo sentía cada vez que me besaba y que todo había cambiado. No era fría, no era insensible, no era poco emotiva, no era calculadora, no era controladora ni obsesiva... simplemente no me había enamorado. Y ya no me importa ser cursi, no me importa suspirar, no le temo a besarme en la calle, ni tampoco a darle la mano. Hoy me declaro una mujer plenamente enamorada de una persona que esperó por mí 25 años.
Hoy sé que estoy perdidamente enamorada de él. Hoy lo anhelo todos los días y lo espero a mi lado. Hoy sé que debo, quiero y necesito vivir con él, compartir mi vida y mirarlo de reojo, para cerciorarme de que es real.
Y todo cambiará porque viviré con él, muy pronto, en México. Porque tendremos una vida en pareja y porque mi único fin es amarle hoy. Solo por hoy.
Pensaba que vivía en una constante, sin sobresaltos, sin grandes sopresas. Era cómodo y, sobre todo, llevadero. Vaya, no había nada malo y todo funcionaba bien.
No imaginé que vendría un torbellino que arrancaría todo de su lugar...
La historia la saben muchos y no tiene gran sentido contarla a detalle... aunque habrá a quienes le sorprenda. A mí también me tiene sorprendida.
No hace muchos meses reapareció en mi vida mi mejor amigo de la secundaria. Y desde la primera llamada todo fue como antes, a diferencia que vive en Mexicali, por lo que los mails se volvieron el medio de comunicación idóneo para nosotros, aunque de vez en vez me marcaba y, sinceramente, era un placer escucharlo.
Los correos dejaron de llegar a menudo para convertirse en diarios. No sé cuándo ni por qué razón empezamos a emplear el te quiero y te extraño... él dice que un día todo fue muy obvio, mientras hablábamos por teléfono. Y creo que fui yo quien marcó para platicar. La charla duró horas y terminó en un te quiero que a los dos nos dio un vuelco en el estómago.
Me costó mucho trabajo darme cuenta de que estaba sintiendo algo y que era muy fuerte... que el hecho de no recibir un correo de él o escuchar su voz me producía una sensación extraña en el estómago. No tengo detalles de cuándo empezamos a utilizar el "mi amor" ni tampoco me importa.
Luego de mandarme chocolates (nada tonto, claro está!) vino a verme en febrero. Esa era la primera prueba de si se trataba de una mera sensación invernal o qué demonios era! Y lo peor es que al tenerlo frente a mí no pude soltar su mano, al primer beso me dio un vuelco en el estómago y desde entonces compruebo día a día que ya no puedo vivir sin él.
Lo amo profundamente. Me hace sentir como una adolescente que sonríe simplemente de recordar que existe. En su primera visita comprobé durante días y días que no estaba equivocada, que ese vuelco lo sentía cada vez que me besaba y que todo había cambiado. No era fría, no era insensible, no era poco emotiva, no era calculadora, no era controladora ni obsesiva... simplemente no me había enamorado. Y ya no me importa ser cursi, no me importa suspirar, no le temo a besarme en la calle, ni tampoco a darle la mano. Hoy me declaro una mujer plenamente enamorada de una persona que esperó por mí 25 años.
Hoy sé que estoy perdidamente enamorada de él. Hoy lo anhelo todos los días y lo espero a mi lado. Hoy sé que debo, quiero y necesito vivir con él, compartir mi vida y mirarlo de reojo, para cerciorarme de que es real.
Y todo cambiará porque viviré con él, muy pronto, en México. Porque tendremos una vida en pareja y porque mi único fin es amarle hoy. Solo por hoy.
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